«La vida consagrada es un llamado a encarnar la Buena Nueva, a seguir a Cristo, crucificado y resucitado, a asumir “la manera de vivir y actuar de la Palabra Encarnada en la relación con el Padre y en la relación con los hermanos y hermanas”. En términos prácticos, es un llamado a asumir su vida, a adoptar su actitud interior, a dejarse invadir por su Espíritu, a empaparnos de su sorprendente lógica y de su escala de valores, a compartir sus riesgos y sus esperanzas. “Dejarse guiar por la certidumbre humilde y a la vez gozosa de aquellos que han sido encontrados, tocados y transformados por la Verdad que es Cristo, aún por proclamar”.
Nuestra forma de vida como Hermanas Franciscanas Misioneras nos llama a relacionarnos con todo el Universo creado. Formamos parte de algo que es mucho más grande que nosotras mismas y nos ponemos en el inmenso círculo de la creación de Dios y de su abrazo de amor. Vivimos este estilo de vida relacional comprometiéndonos por la profesión de los votos de pobreza, castidad y obediencia. Como mujeres Franciscanas deseamos manifestar la compasión y el amor universal de Dios a través de una relación de amor inclusiva, y no dominante. Inspiradas por el espíritu de San Francisco, Santa Clara y de nuestra Fundadora, Elizabeth Hayes, consideramos el Evangelio nuestra principal Regla de Vida.
La pobreza de San Francisco era mucho más que una falta de bienes. Su estilo de vida imitaba la pobreza de Jesús que se vació totalmente de sí mismo. En su libro titulado ‘Compassion’, Ilia Delio escribe: “Vivir acogiendo el don de Dios en la creación quiere decir vivir como una persona pobre, abierta a y dependiente de la bondad de la persona humana, del bien de la tierra, y del bien del cosmos”. [ii]
“Para San Francisco la obediencia fue un elemento clave en su senda hacia la santidad. La verdadera obediencia consiste en una auténtica entrega, que nada tiene que ver con la autocomplacencia o con el egoísmo. Es una vida de respeto mutuo y de Amor”. [iii]
“Por nuestra fe sabemos que el Universo es Bueno y que Dios es el ‘Sumo Bien’. El comentario sobre la Regla de los Hermanos y Hermanas de la Tercera Orden Regular, capítulo IV, coloca la castidad en el contexto global de la vida evangélica y la radica en el asombro de San Francisco al contemplar a los hombres y mujeres en el plan de Dios para la creación y la redención. Al llamado a la vida de castidad se le describe como amor preferencial por Cristo”. [iv]
Cada día, las Hermanas Franciscanas Misioneras intentamos dejarnos “guiar por la certidumbre humilde y a la vez gozosa de aquellos que han sido encontrados, tocados y transformados por la Verdad que es Cristo, aún por proclamar”.
[i] Carta a los consagrados y consagradas: Un mensaje sacado de las enseñanzas del Papa Francisco.
Roma, 2 de febrero de 2014. Fiesta de la Presentación del Señor. João Braz Card. De Aviz, Prefecto
José Rodríguez Carballo, O.F.M. (23-24)
[ii] Ilia Delio. Compassion: Living in the Spirit of St. Francis. Cincinnati: Franciscan Media, 2011.
[iii] Franciscan Custody of St. Anthony of Padua in Malaysia-Singapore-Brunei, dependent on the Australian Province of the Holy Spirit. //www.franciscans.sg/spirituality/a-deeper-understanding-of-obedience/
[iv] Comentario a la Regla y Vida de los Hermanos y Hermanas de la Tercera Orden Secular. 50.