Queridos amigos, queridas amigas:
Desde que dejé Roma y volví a Estados Unidos, varias personas me han animado a escribir algo. Hace muchos años empecé a publicar “La actitud contemplativa” una reflexión cada dos meses. A lo mejor ha llegado el momento de tomar de nuevo la pluma para otro folleto/boletín de noticias con un planteamiento que sea a la vez cósmico y contemplativo.
Tengo que decir que nunca me he interrogado real y profundamente sobre qué fue lo que indujo a Francisco de Asís a llamar al sol “Hermano” y a la luna “Hermana”. Qué le llevó a considerar como hermanos y hermanas al aire, el agua, el fuego y a todas las cosas creadas. Quizás por una intuición sorprendente, y bien arraigada, Francisco captó la VERDAD maravillosa de toda la creación: somos, de hecho, una gran familia. ¿Acaso no se sienten ustedes muy “en casa” cuando están fuera, mirando un anochecer, sentados ante el mar mientras miran el chapoteo de las olas en la orilla u oyen a una paloma arrullar temprano por la mañana? El ambiente es confortable, ¿verdad? ¡Es familiar!
Durante este año sabático, después de haber pasado diez semanas en Wicklow, Irlanda, siguiendo el Programa sobre Espiritualidad cósmica organizado por los Dominicos, me parece tan claro como el agua lo que para Francisco fue evidente desde el primer momento, la interconectividad de toda la materia. “Cristo es el primer nacido de todas las criaturas (en la familia de Dios). Él existe con anterioridad a todo, y todo tiene el él su consistencia” (Col 1,17 -18). “En el principio existía la Palabra y la Palabra estaba con Dios, y la Palabra era Dios” (Jn 1,1). Tomás de Aquino escribió: “Dios produjo el universo de las criaturas en razón de la comunicación y representación de su propia bondad. Pero ninguna criatura lo puede representar de modo suficiente y lo que falta en una es suplido por otras. Por esto hizo muchas cosas, y especialmente muchas formas de cosas…”. Para mí el curso Wicklow ha sido maravilloso, seguramente me ha abierto los ojos, y me encantaría poderlo compartir con todos ustedes lo mejor que pueda a través de estas divagaciones. Agradezco a todos cuantos me proporcionaron este material, ya que la mayor parte de lo que expongo en este boletín procede de los apuntes de mi curso Wicklow, así que empecemos este camino.
Este Diario se dividirá en 4 ó 5 partes: una reflexión teológica, un poco de asombro científico, el grito de dolor de nuestra tierra, un ejemplo de un escritor místico y algunas sugerencias para actuar aquí y allá. Ya veremos qué será. Agradezco cualquier comentario o reflexión que gusten compartir.
Con mis deseos de paz,
Jeanette Gaudet, mfic