6 de diciembre

Después de un largo pero tranquilo viaje a La Paz desde Boston, mi hermana Kathy y yo llegamos a Coroico donde estaban a punto de comenzar las festividades para celebrar los cincuenta años de vida y misión de nuestras hermanas en Bolivia. Más de 50 catequistas de las aldeas montañosas que rodean la parroquia se reunieron en la Catedral para la Misa celebrada por el Obispo Juan Vargas. 

Durante su homilía, él contó sus recuerdos como un joven sacerdote que trabaja con nuestras hermanas y en particular con la Hermana Justin.  El Obispo Juan agradeció a nuestras hermanas por nuestra presencia en Coroico y recordó a los catequistas reunidos, muchos de los cuales fueron entrenados por nuestras hermanas, que aunque seamos pocos, nuestra misión continúa a través de ellos y la difusión del Evangelio y la vida cristiana está en sus manos.  

Después de la misa nos reunimos en el centro diocesano para una deliciosa comida preparada por Betty y Marcos. El P. Freddy presentó a la Hna. Helena Harney y la invitó a hacer un brindis.  Helena agradeció a la gente de Coroico por el regalo que han sido y siguen siendo para las Hermanas Franciscanas Misioneras de la Inmaculada Concepción. (FMIC) Muchos de los catequistas presentes dieron testimonio de las muchas maneras en que las hermanas que sirvieron aquí tocaron sus vidas.  Llamaron a muchas por su nombre y me pidieron que compartiera con las hermanas su profunda gratitud y amor.

7 de diciembre

Las Hermanas Gustina y Clorinda llegaron hoy.  Verónica, quien está interesada en nuestra comunidad, vino con Clori y Gustina para celebrar con nosotras.

8 de diciembre

Comenzamos la celebración de hoy con la oración comunitaria en nuestra pequeña capilla del convento de Coroico.  Después del desayuno salimos para las fiestas en la Catedral de San Pedro y San Pablo.  La gente de la parroquia tenía la iglesia bellamente decorada. Hna. Maribel dio la bienvenida a la congregación a la celebración y dio un breve resumen de nuestro carisma. Una vez más, el obispo Juan Vargas fue el celebrante.   Cada una de las hermanas presentes tuvo la oportunidad de participar en la Liturgia.  Antes de la bendición final, Hna. Helena agradeció al pueblo de Coroico por su amor y apoyo. La congregación fue invitada a compartir una comida servida por las hermanas, sacerdotes y voluntarios. 

Después de un breve descanso, los religiosos de Coroico, el obispo y los sacerdotes de la parroquia se unieron a unos 70-80 amigos para un delicioso almuerzo, música y baile. 

Las festividades del fin de semana fueron verdaderamente un testamento para nuestras hermanas de FMIC que han servido aquí en el pasado y continúan sirviendo aquí hoy. Sin embargo, también celebramos el amor y la amistad de la gente de Coroico y la manera en que han enriquecido nuestro carisma franciscano.  

Marie

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